Justicia divina
de Bibiana Ricciardi
Los padres de Arifa Karim observaban
perplejos a la niña. ¿Cómo habían engendrado semejante ser? La pregunta aparecía
con la frecuencia propia de los interrogantes eternos. De noche rezaban en
silencio cuando la pequeña dormía, avergonzados por su falta de fe. Tal vez
hubieran preferido que les enviasen una hija más común. Una que no los obligara a sentirse en deuda. Dios
se les aparecía como un acreedor temible. Les hubiera gustado consultarlo con
ella, que con su inteligencia aguda hubiera tenido una explicación certera.
Podían imaginarla con su vocecita desgranando un razonamiento tan simple, obvio
y convincente como para tranquilizar a sus progenitores. O como para
humillarlos por su ignorancia, tal como solía pasar cada vez que la chica
abría la boca.
Pronto
Arifa Karim brilló en las más altas esferas. Sus padres, mientras, esperaban
sumisos. Una noche la niña murió y ellos por fin respiraron aliviados.
Inspirado en: Perfil (16/1/12) –
Internacionales. (A los 14 años murió la niña prodigio que asombró a Bill
Gates)