Herejía
de
Bibiana Ricciardi
El hombre sabe que no debe entusiasmarse.
Cuando un nombre suena ganador lo más seguro es que contradiga el designio. Sin
embargo. Cuanta ilusión. En ocasiones así es cuando recuerda su infancia
remota. Complejo de pueblerino persistente. Su marca de agua. Más fuerte que la
de la academia. Tímido pero prepotente. Él
no iba a esperar sentado su premio. Síndrome borgeano, sin querer compararse,
por el amor de Dios. A quién se le ocurre. Salvando las distancias. ¿Por qué debía aclararse
a sí mismo todo esto, hasta en su pensamiento? ¿Qué miedo atávico paralizaba a todos
los escritores argentinos? Poco le importaba el prócer nacional. Es más, estaba harto de
él.
El teléfono sonó un instante
antes de que se arrepintiera de la herejía. Se lo habían dado al poeta chileno.
Por la hermana, seguro. Después de todo, él era como Borges. Moriría sin premio
pero con reconocimiento internacional.
Inspirado
en: http://www.infobae.com/notas/619948-Nicanor-Parra-Premio-Cervantes-2011.html