Dolor de madre
de Bibiana Ricciardi
Leonora intenta amar a su nuevo hijo.
El bebé tiene los deditos largos, iguales a los del papá. Un hombre coqueto.
Había que limarle las uñas todas las semanas. Primero sus manos, después las de
Tomy. No se vaya a poner celoso. Competencia extrema, el chiquito haciendo
travesuras que lo enojaran, y el padrastro denigrándolo. En la casa no había violencia,
sólo gritos, alaridos, discusiones. Todo se calmaría cuando naciera el bebé.
Uno que fuera de su propia sangre. No del anterior. Uno que tuviera sus mismos
dedos delgados. Pero no se calmó. Que le iba a pegar dónde más le doliera, le
dijo. Y ella pensó en esa mano bella infringiendo dolor donde antes depositara
placer. Cortó por lo sano: se fue de su casa. Ahora, aferrada a las manitas de
su bebé, trata de imaginar cómo pudieron las otras tan iguales matar a su Tomás
a puro golpe.
Inspirado en: http://www.perfil.com.ar/contenidos/2011/11/17/noticia_0034.html