Identidad
de Bibiana Ricciardi
-- Sosa, Oscar.
El vozarrón del agente retumbó en la sala
atestada de gente. Algunos levantaron la
cabeza como para distraerse viendo al afortunado en cuestión. Pero nadie se
levantó, y el gesto de rutinaria desidia colectiva mutó en esperanza. Uno
menos, es siempre uno menos. Capaz que el siguiente puedo ser yo.
--Sosa, Oscar. ¡Oscar Sosa! Vamos Oscar sabemos
que está en la sala. Tengo acá su documento.
La esperanza fue malestar. El tal Oscar estaba,
pero no respondía. No sólo que no era uno menos, sino que encima se hacía rogar
demorando a todos.
-- ¡Oscar Sosa! – el tipo parecía divertido—Os-car, Oscar, lo
buscan por recepción.
Entonces una mujer algo entrada en carnes se
acercó ruborizada hasta el mostrador. Murmuró unas palabras entre dientes que
nadie escuchó.
-- Yolanda Sosa, perdón. Oscar Sosa, no. Siempre
olvido lo de la resolución. El señor desea ser llamado Yolanda.
Inspirado en: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-181179-2011-11-14.html