Utilidades
de Bibiana Ricciardi
Hacía semanas que Juan había pedido
un ayudante para terminar de remover la tierra donde crecería la nueva huerta
orgánica del penal. No es que se quejara, le gustaba trabajar en silencio, la
cabeza puesta en Dios, repitiendo versículos con cada palada. El preso necesita
estar ocupado. La holgazanería libera demonios; o recuerdos, que vienen a ser la
misma cosa. El problema es que los internos lo apuraban porque necesitaban
sembrar. Por eso pidió colaboración.
--
John – dijo el tipo, extendiendo una mano sedosa.
--
Juan – contestó, clavando los ojos en la cara del famoso ricachón que la tele
venía mostrando todos los días a la salida del juzgado. Retuvo la mano del otro
y la midió. Resignado le pasó la Biblia
arrugada que guardaba en el bolsillo.
--
Necesito trabajar—suplicó John.
--
Y yo necesito terminar. Hay que sembrar urgente antes de que se venga el calor.
Inspirado en: http://www.perfil.com.ar/ediciones/2011/11/edicion_625/contenidos/noticia_0067.html