El nido
de Bibiana Ricciardi
Había
sido un sistema muy polémico. Para Anna era incomprensible tanta resistencia. No
estaría viva si no fuera gracias al Nido.
Por entonces no existía la
empresa Nido , que
hoy los distribuye en todo el mundo. Siempre comenzaba sus conferencias con el
mismo chiste: a ella el Nido le había
dado dos veces la vida. La
primera cuando su madre biológica la depositó en uno de esos buzones, ubicado
en la esquina de un hospital austríaco, una fría noche de 2001. Y la segunda,
treinta años después, cuando la compañía Nido
la convocó para difundir las bondades del artilugio. Sus oyentes solían
preocuparse por los pasos legales que le permitían a la mamá asegurarse la
identidad del bebé abandonado, para poder rastrearlo en caso de arrepentirse.
Ella explicaba cada detalle.
Anna
no tenía hijos. Era muy nómade para criar niños. El eterno movimiento le
garantizaba que su madre jamás pudiera encontrarla.