Inspira. Algunas prometen verde, otras sólo la muerte. Si no puedes olerla no podrás anticiparte. Desármala un poco con tus deditos. Verás que es como un algodón dócil. Como cuando aprietas el cuello de un pollito. ¿Ves? Allí están las semillas. No todas son lo que prometen.
Algodón hoy, pura espina mañana. Como la gente. Te traen al mundo entre algodones. Que no te lastimes.
No te quedes mirándome. Elige tu pompón. Debes emplear tu intuición. Sólo uno guarda vida. Los demás muerte. Así me gusta mi chiquita, toda decisión. ¿Por qué dejar de lado el otro? Ese. El que repite a la nube que nos ensombrece. Allá debajo de la manguera. Atrapado por el absurdo. ¿Quién necesita una manguera con toda el agua que pasea el río? Levántala con cuidado. Ahora tienes un pomponcito arrebatado en tu mano derecha y una nube prometedora en la izquierda. ¿Cuál preferís? La nube. Al lado del corazón.
Desecha el otro. Cava tu pozo. Con la mano. Aquí, a la orilla la tierra está más blanda. Hunde tus dedos. No hay dolor en la tierra. ¿Te da asco? Es sólo una semilla. Negruzca. Huele. Cada semilla guarda el olor de su propia historia.