Día 84
Viernes 28-3-14
Justicia
popular
La señora del kiosco es al barrio lo
que el 304, o la escuela 17. Una representante tan vieja que ni el tiempo le
marcó la cara, tiene el mismo mapa de arrugas desde la época en la que le
robábamos las golosinas a la salida del colegio. "Por un par de Kinder no
se va a fundir". La sustracción formaba parte de un rito. En mi casa la
plata no sobraba como para golosinas, y aquella
rutina escolar me sonaba además a justa compensación. Cuando crecimos
aprendimos que la travesura infantil contaba con el aval de la misma señora del
kiosco, que hacía la vista gorda para no perdernos como clientes. ¿Acaso quién
iba a vendernos nuestras primeras cervezas cuando aún no teníamos edad de
tomar? Desde entonces y aún hoy, los pibes nos encontramos en la puerta,
después del laburo, y nos tomamos unas birras que pagamos a fin de mes. Por
eso, cuando quiso quedarse el perrito sarnoso del chorrito que osó meterse con
uno de los nuestros y terminó bajo tierra, se lo dejamos. No íbamos a matar un
perro que ya estaba casi muerto. Y lo contenta que está la vieja ahora que
tiene compañía.
http://www.lacapital.com.ar/policiales/Si-creyeron-que-robo-lo-tendrian-que-haber-llevado-a-la-comisaria-20140328-0023.html