Martes 18-3-14
Circuncisión
Le hubiera gustado un varoncito. Pero no fue. Le habían jurado que sería varón, por eso lo dejó crecer. Por eso se sometió al designio de ver mutar sus caderas. Lo iba a circuncidar y guardaría su prepucio de recuerdo. Siempre le había parecido elegante esa costumbre tan ajena. Pidió una entrevista con un pediatra de la comunidad que la tranquilizó respecto de la asepsia de todo el proceso.
-- Lo importante es que usted esté segura de sus convicciones, señora. De ese modo verá que no sentirá temor alguno.
No tenía tal cosa, no las necesitaba. A las convicciones se las lleva el viento. Pero tenía una claridad meridiana respecto de qué convenía en cada ocasión, y esa era la mejor brújula. Pagó la operación por adelantado. No quería tener que ocuparse del tema cuando tuviera a su niño. El día de su nacimiento todo cambiaría, ella viviría por él. Y él por ella, la amaría más que a nadie en el mundo. Ella le enseñaría cómo se trata a una mujer, y la trataría a ella como la reina que merecía ser.
Pero no fue, y para mujer estaba ella. En su mundo no había lugar para dos reinas.
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