Día 65
Viernes 7-3-14
Sordera
Hubiera querido no oírlo. Por eso se sacó la oreja. Como Van
Gogh. Pero él no se la mandó a ninguna amante porque no tenía. Ni hubiera
querido tener; porque lo suyo era una sacerdocio. La vida entera consagrada a
la música. Aunque también le gustaba la pintura, por eso sabía de Van
Gogh. A veces elegía alguno de sus cuadros
para interpretar sus melodías, le gustaba ver de qué modo la música de su
compositor favorito pintaba nuevos trazos sobre la vieja tela. Hasta las viejas
teclas de su piano se teñían de amarillo. Porque el músico admirado escribía
los acordes más excelsos gracias al silencio. Aquel y el pintor compartían
aquello. La ausencia de sonidos. Aunque en el caso del artista venerado, era
mucho más admirable el hecho de que pudiera extraer esa música maravillosa de
lo más profundo de su silencio, porque la materia de su arte era justamente el
sonido que jamás podría oír. En cambio el pintor no necesita oír, alcanza con
ver.
Por eso admiraba a Van Gogh, pero mucho más al compositor.
Por eso se cortó la oreja cuando se enteró del engaño y se la mandó por correo
al ex compositor admirado.
http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2014/03/140307_ultnot_japon_beethoven_sordo_men.shtml?ocid=socialflow_twitter