Día 24
Sábado 23-1-14
Playa
La brisa erizaba su piel. Fresca a contrapelo. Los músculos tensos, la mandíbula apretada, el ceño fruncido. Una semana casi de vacaciones. El rumor del mar no lograba apagar su cabeza. Cerró el negocio y se fue. Sin pensarlo. Colgó un cartel en la puerta para que los clientes no creyeran que cerraba por la incertidumbre cambiaria. A cuánto se habría ido el dólar. Disfrutar. Seis días de vacaciones. Un regalo del cielo. Si cuando terminó de pagar las vacaciones de la ex con sus hijos no le quedó nada para las suyas. En cambio ahora ahí estaba. Tirado en la arena. Debería cerrar las piernas. Estaba fuera de línea. Así no iba a conseguir novia. Quien necesitaba una novia. Para qué. El dólar se iba a la mierda. Vas a la playa, te relajás. La voz de la psicóloga no logró distraerlo. Tendría que dejar terapia, mucha guita. Para lo que le estaba sirviendo.
-- ¿Tenés fuego?
Parecía chiste. Dónde tendría fuego si estaba desnudo. Abrió los ojos y sólo vio una gran cantidad de grada cubierta de piel de la que sobresalían un par pezones. ¿De quién había sido la idea de ir a relajarse a una playa nudista?
http://www lanacion.com.ar/m2/1658299-un-balneario-en-el-que-padres-e-hijos-se-broncean-juntos-y-desnudos