sábado, 12 de enero de 2013
Proyecto: Usted esta aquí
Km 0: Roseti y Tronador, Ciudad Autónoma dé Buenos Aires
La nena tenía un temblor inusitado. Pedía el teléfono. Necesitaba hablar con su papá. Un hombre bajito, moreno. Los tres eran pequeños. Una familia achaparrada, cabeza gacha. Planta baja al frente. Casona vieja, pasillo al fondo, hilera de cuevas. Propiedad horizontal, PH. Arriba reinaba la antigua dueña del edificio, que se había ido replegando a la fuerza, juntando los jirones de un tiempo mejor. El difunto había sido policía. Su viuda, heredera del linaje, no lograba resignarse.
Mentón tembloroso, palabras remotas. La niña leve hablaba con voz lejana. Lengua materna, delantal blanco.
-- ¿El teléfono?-- pregunté retórica.
Asintió inmóvil, se lo alcancé. El dedito tecleó veloz. Los ojos suplicaron privacidad. Me aparté estirando la oreja. Curiosidad de conventillo. Sollozaba, murmuraba, suplicaba. Cortó, balbuceó una disculpa y amagó con retirarse. Pero no se fue. Sus pies habían echado raíces en mi living comedor. Le calenté leche, colgué con cuidado el delantal, y la dejé perdida frente al televisor. Cuando la vecina de arriba me golpeó la puerta negué todo. Yo no conocía a los peruanos ocupas del frente. Ni siquiera sabía su nombre.