Piel y hueso
de Bibiana
Ricciardi
De chiquito era flaquito. No había modo de que
comiera. Si lo habré perseguido con la
cuchara. Después dicen que eso no se debe haber. Los médicos sabrán de lo suyo
pero de alimentos… Yo le hacía banana
con crema y dulce de leche. Era lo único que me comía. A la mañana, al
mediodía, merienda y cena. Por lo menos comía. Despacito, como sin querer,
escupiendo todo para afuera, pero lo metía. Había que tenerle paciencia. En esa
época dejé de trabajar. Si no lo hubiera hecho andá a saber cómo estaría ahora pobrecito.
Porque en la guardería no le insistían, les daba lo mismo. Y mi nene estaba
piel y hueso. Me costó la decisión. Tenía
un muy buen puesto. Pero valió la pena. MIrámelo ahora, un derroche de salud.
No hay nadie que coma más que él. Eso te lo aseguro. Diez añitos, setenta y
ocho kilos.