Durazno
de Bibiana Ricciardi
Te vi entrar y me enamoré. Amor a
primera vista. Y mirá que a mí nadie me pesca. Me creía inmunizado. Tanta mujer
que pasa por mi oficina. Es como el chocolatero, en algún momento se empacha. O
come sólo algún bombón muy especial, más delicado. Pero no se entrega con
glotonería. Al contrario, lo saborea con desgano. Y no es que no me gusten ¿eh?
A mí las minas me gustan con locura. Por eso elegí esta profesión. El sueño del
pibe. Que te paguen por mirar minas. Parece un cuento. Después de unos años es
como cualquier otro trabajo. Hasta que apareciste vos, nena. A la vejez
viruela. Una gacela sos vos. La más mina de todas. Cómo no voy a dejarte
participar, si sos la más bella de todas. Quién puede querer una golosina si
puede tener este durazno. Si a mi la pelusa no me molesta.
Inspirado en: Página 12 (30/1/12) – Sociedad “Una travesti fue admitida
en un concurso de belleza femenino”